Al hilo de las ensoñaciones...

viernes, 9 de mayo de 2014

Placer


 Suena un solo de guitarra que escuchaba machaconamente cuando era niña. Seguro que mi hermano ya ni se acuerda de cuándo grabó esa canción ni de que estaba ahí. Era una cinta muy antigua que ya no escuchaba. La secuestré junto con el walkman y antes de dormir, a escondidas, la escuchaba hasta quedarme dormida con los últimos acordes.
Me gusta cuando el placer se abre paso desde el ombligo a través de la garganta pese todo.
Me gusta cuando sale el gemido abriéndose camino sin permiso, como por casualidad, como sin querer.
Imaginarlo como una perfecta bola de calor que asciende y va erizando la piel hasta la última punta de las extremidades. Cargando de electricidad.
No es el escalofrío que eriza el vello de la espalda y nos hace torcer el cuello y echarlo hacia atrás. No hablo de carne de gallina,  sino de calor. Calor por dentro, subiendo súbitamente y desplazándose a la vez hacia las piernas. El placer que nos abre la boca aunque no queramos, que nos hace perder la mirada por segundos.
Me gusta cuando es tan intenso aunque breve, que no podemos retenerlo y se transforma en ese sonido gutural y contenido que caracteriza un gemido en un sitio inapropiado.
Somos tan humanos cuando gemimos, tan humanos y tan sin dobleces… que parece que nos mostramos desde dentro en un solo sonido. Es como si ese sonido fuera una expresión clara que nuestra existencia. Un ser aquí y ahora, pura existencia sin más. Conectada al mundo, en el propio mundo.
 Me gusta porque somos reales cuando sentimos placer, no hay en ese momento recuerdo de identidades fingidas, ni máscaras ni personajes. Cuerpo que siente y reacciona.
Gente tumbada al sol, un pensamiento turbio en un sitio inapropiado, una vibración inesperada, un roce accidental, un simple estado de calma en el que vaciamos el flujo de pensamiento y dejamos sentir la circunstancia a nuestro cuerpo. Un solo de guitarra…
Gente perdida en su cuerpo fugazmente,
 Inapropiadamente.
Respiraciones desacompasadas y
El laxo abandono de la piel
Una suerte de efímera de conexión con lo inmediato.
Calor súbito que recorre la garganta hasta salir
Un sonido

Placer.