miércoles, 10 de abril de 2013

SÁBANAS LIMPIAS Y UN WALKMAN

Hay momentos en los que las muñecas le duelen y tiene un peso bajo la lengua, cierta desazón en el estómago y es incapaz de mirar de frente sin miedo.
Hay momentos en los que una parte aprendió que no hay refugios a salvo ni palabras dulces.
En esos momentos soñaba con el olor de las sabanas recién puestas, con ponerse el walkman de su hermano y escuchar las canciones grabadas de la radio, canciones que ya entonces estaban pasadas de moda. Momentos en los que le afligía alguna pena concreta, alguna angustia concreta, con nombre... y soñaba con dormir, soñaba despierta con la puestas de sol que veía desde el balcón de la calle robles. Se detenía en la luz del sol desde la pequeñísima ventana de la habitación, y soñaba.
A veces creo que soñé la infancia y la adolescencia. Que al igual que una ostra, las pequeñas arenas que hería, las convertía en pequeñas perlitas de ensoñaciones incomunicadas. No viví, ensoñé la vida a través de la música.
Como me gustaría poder dar la mano a esa cría, traela hasta mi, y decirle que no tenga miedo, que todo sale bien al final, que los buenos siempre ganan y que a la noche le sucede el día, que no hay mal que cien años dure y que con trabajo todo se consigue, que todo el que persevera llega a la meta.
Hoy es uno de esos días en los que pesa el mundo, en los que me gustaría poder escuchar canciones de los Eagles metida dentro de las sábanas limpias.
Y hoy, una vez más me preguntocómo limpiarle las lágrimas y hacerla sonreír.
(Escuchando "Secret O´Life" de James Taylor)

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