Prejuicios que muerden los pies o la curiosidad tirando del trineo.
Sentir el peso del destino o una liviana corriente.
Transitar los sagrados mandatos tantas veces recorridos o desbrozar a cada paso.
No hay color, nunca pensé que fuera tan distinto correr por donde se es a correr por donde se fue.
Ha sido divertido pensar que corría burlando al hado y a las moiras.
¡Dios! cuanto dan para pensar cinco miserables kilómetros.
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