Algo abisal
e infondo
un pequeño
puñal de plata
Abisal y
recóndito
innominado
Algo que se
acopla en el esternón
y encapsula
vacíos
Agujero
negro
Respirar
dolor a cada paso
A veces
respirar
dolor
Buscar en la
luz crepúsculos mesiánicos
Promesas
diluidas de un hogar venidero.
Anochecen
aves en la cuna de mis pestañas
de levantar
el vuelo, se llevarían con ella la esperanza
Es tarde
para creer en Dios.
Me pregunto
si lo será para empezar
Empezar de
nuevo
Tejer un
hogar en el centro exacto del pecho.
Allí donde
estén mis manos,
Donde sea
que me lleven los pies.
Tejer un
hogar.
Mi hogar.
Hermosísima composición, muy jüngeriana, por cierto. El hogar no es algo dado sino construible y construido. A veces basta con sacar la energía de nuestro propio pecho. Me ha encantado.
ResponderEliminarMuchas gracias David. Me alegra que te haya gustado. La poesía nunca fue algo que se me diera, pero las palabras a veces salen a su antojo.
EliminarGracias por acercarte hasta aquí.
Un abrazo.
Cierto. Las palabras, como las imprecisiones de la materia para el escultor, guardan su independencia respecto de la voluntad. También ellas tienen su hogar.
ResponderEliminar