domingo, 14 de junio de 2020

Perdón

Pido perdón a los objetos, es una oración privada entre nosotros. Me responden mudos y atónitos ante mi contrición; se lo piensan dos veces mientras los cojo con la culpa en las manos. Su silencio me reconforta y me atormenta al mismo tiempo. Un rosario íntimo que expía mis pecados.

Símbolos de una narración pasada que conviven con la alegría, la tristeza y la soledad de las páginas por escribir. Los tengo presentes como memoria. Es bueno mirarse desde todos los ángulos, incluso desde los más oscuros.

Nunca pensé en la utilidad de rezar.

A veces, desde el ateísmo congénito que padezco,  echo tanto de menos a Dios…