sábado, 2 de mayo de 2020

"No pido otra alegría, nado en ella como en el mar"


Cuando se comienza  a correr (en mi caso es al cabo de los diez minutos, depende de cómo esté de forma), hay unos instantes en los que la sensación corporal es de poder correr indefinidamente. Hay un momento en el que una se nota más ligera y más fuerte, por segundos incluso cierta sensación de ingravidez. Si no se tuviera experiencia previa y se pudiera juzgar solo por esos dos o tres segundos (en mi caso), podríamos llegar a creer que seríamos capaces de correr indefinidamente.
En ese instante si se conjuga el viento fresco, una buena canción y la luz adecuada, hay momento de placer difícil de explicar: un escalofrío recorre la columna vertebral y el vello se eriza, poco a poco parece (obviamente solo parece) que, cuando ambos pies están suspendidos en el aire, todo durase una eternidad. El tiempo, el espacio y la ley de la gravedad no operan durante menos de un segundo.
No conozco una sensación de libertad ni remotamente parecida. Nada se le puede comparar, porque no es un estado mental, sino un estado físico. Lo más parecido sería flotar en el agua, pero esto es mucho más intenso y a que se le añade la acción.
Poder sentir de nuevo la libertad hoy es un regalo que espero no olvidar. El encierro ha de servir de horizonte para poder vivir de una forma más auténtica, más responsable y más consciente en la medida de lo posible.
Y como Walt Whitman una vez más "canto al cuerpo eléctrico"
Me he dado cuenta de que basta estar con los que uno quiere,
Me basta demorarme al atardecer con aquellos que quiero,
Me basta sentir cerca la hermosa carne, la carne que es curiosa, que respira y que ama.
¿Pasar entre la gente y tocar alguno, o rozar con el brazo el cuello de un hombre o de una mujer, no es esto mucho?
No pido otra alegría, nado en ella como en el mar”

“I have perceiv’d that to be with those I like is enough,
To stop in company with the rest at evening is enough,
To be surrounded by beautiful, curious, breathing, laughing  flesh is enough,
To pass among them or touch any one, or rest my arm ever so lightly round his or her neck for a moment, what is this then?
I do not ask any more delight, I swim in it as in a sea.


Walt WHITMAN, "Canto al cuerpo eléctrico" en  Hojas de Hierba.