Sábanas viejas bajo la desnudez insultantemente joven. En el rumor de coches, lo eterno; entre el iris y lo material, un vano; en el punto de fuga, expansión.
Encontrar otros ojos, en otro tiempo, de otro cuerpo desnudo, ahora sobre sábanas nuevas el rastro de migas de pan.
La necesidad de volver al hogar, en sentido amplio, es lo que hace dejar las migas. A fin de cuentas siempre es una cuestión de andar o de hacer un camino. Gracias por acercarte. Un abrazo.
Ambivalencia tremenda la de esas migas. El pan de cada día, muerte del hambre y necesario sustento, encuentro de miradas. Roce hiriente contra el cuerpo desnudo, estorbo molesto que en vez de saciar, irrita, sin importar la edad de los cuerpos ni de las sábanas. Nada es puro para nosotros.
Qué hay más ambivalente que las personas y la obstinada lucha para mantenerse en pie. Y es verdad, para dependiendo qué asuntos, parece importar poco la edad. El impulso es atemporal. Un abrazoy gracias por tus palabras.
¿Qué fue lo que dejó rastro de migas de pan? Después de todo, nada les va a quedar, salvo lamento y lucha. Pero eso lo es todo. Hermoso poema.
ResponderEliminarLa necesidad de volver al hogar, en sentido amplio, es lo que hace dejar las migas.
EliminarA fin de cuentas siempre es una cuestión de andar o de hacer un camino.
Gracias por acercarte. Un abrazo.
Ambivalencia tremenda la de esas migas.
ResponderEliminarEl pan de cada día, muerte del hambre y necesario sustento, encuentro de miradas.
Roce hiriente contra el cuerpo desnudo, estorbo molesto que en vez de saciar, irrita, sin importar la edad de los cuerpos ni de las sábanas.
Nada es puro para nosotros.
Qué hay más ambivalente que las personas y la obstinada lucha para mantenerse en pie.
EliminarY es verdad, para dependiendo qué asuntos, parece importar poco la edad. El impulso es atemporal. Un abrazoy gracias por tus palabras.