martes, 9 de julio de 2013

Sugerencia dialéctico-sexual para una conversación de terraza de verano

Cuando salgo a andar, pero especialmente cuando salgo a correr, entre miles de recetas de cocina, me asaltan pensamientos. El otro día me asaltó uno con especial virulencia.
Hipótesis: la excitación sexual se aprende.
Hace tiempo leía un libro, "la herejía lesbiana" de Sheila Jeffreys. Una de las tesis que mantenía (y que a mi me parecía demasiado vikinga) era que el deseo sexual, lo que nos pone, en realidad se aprende. El modelo imperante es de clara dominación masculina a nivel global, por tanto, nuestras conductas sexuales, nuestro deseo sexual, viene mediatizado por el patriarcado.
Como decía, a mi me parecía una postura exagerada, desmedida y sacada de contexto. Pero realmente, con el paso del tiempo y a la luz de lo que observo, me ha llegado a parecer una más que razonable explicación a ciertos comportamientos que me parecen incomprensibles.
Me parecía desmedida porque el deseo sexual siempre se explica desde el individuo. Lo que a uno le excita, no necesariamente le excita a otro, lo concebía como algo tan privado, que cualquier categoría de lo público se me antojaba una intromisión ilegal, distintas categorías.
Pero esa es la gran trampa, ahí está. Vuelta a la esfera pública y a la esfera privada, vuelta a defender comportamientos tremendamente discriminatorios por considerarlo asuntos privados. No, lo privado es política.
Se  nos enseña de muy diversos modos a excitarnos ante distintas imágenes, de hecho, creo firmemente que es parte de nuestra educación de género. La dulzura, la sumisión, la provocación, resistirse, caer rendida... Una chica heterosexual sin experiencia sexual sabe qué tiene que hacer, sabe interpretar el papel.
Estoy hablando generalidades sin dar demasiadas argumentaciones, pero creo que remitir a la realidad que nos rodea, me exime un poco de ello. No del todo, lo sé.
¿Por qué mujeres adultas, inteligentes, con la cabeza bien amueblada leen novela cutre erótico-romántica y les pone? ¿Por qué mujeres adultas, inteligentes, siguen cayendo derretidas por instantes ante el típico chulito de playa agresivo? ¿Por qué mujeres adultas e inteligentes siguen albergando un dominador que las cuide dentro de sus más oscuras fantasías sexuales?
Por lo mismo que ponemos la voz más aguda ante un hombre que ante una mujer (en este punto sólo hablo de heterosexualidad), por lo mismo que en algún momento de la película se nos ha pasado por la cabeza tener más tetas o menos culo, por lo mismo que en un punto de nuestra vida no hemos sabido muy bien si éramos madres o esposas. Por una educación perversa, profundamente podrida, donde la primera conquista sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas, se ha efectuado en nuestras mentes.
El otro día, ante mi estupefacción, vi que el día de la manifestación folclórica del orgullo gay, por la noche pusieron en la televisión pública, un documental sobre el componente biológico de la atracción sexual. Me quedé dormida casi cuando estaba acabando, pero he de señalar que:
1. Sólo se contempló el atractivo sexual desde la explicación biologicista más rancia.
2. En ella evidentemente (y hasta donde yo vi) la homosexualidad y bisexualidad no tenían ningún tipo de explicación (y mucho me temo que por tanto tampoco legitimación), en tanto que el atractivo iba en función de las señales que nuestro cuerpo mandaba para indicar que estábamos muy fértiles en ese momento.
3. De fondo, latía la argumentación clásica de nos enamoramos y emparejamos como comportamiento adaptativo que permite la superviviencia de la especie, ya que es una manera de procrear para perpetuarnos. El atractivo sexual es por tanto una respuesta biológica para asegurar la continuidad en el tiempo de nuestra especie.
Bien, no voy a negar nada, pese que desde el punto de vista de los estudios epidemiológicos, y la metodología científica, ese documental tendría que dar muchas explicaciones. No voy a negar que no tengamos hormonas, ni que se nos hinchen los labios o los senos cuando estamos excitadas, no niego que haya reacciones biológicas, eso sería absurdo. Lo que sí niego es que una descripción de los procesos biológicos de la excitación o del atractivo sexual, sean una explicación de las causas. Me niego a admitir (por insuficiente) la explicación biologicista del atractivo sexual, como la única. Porque de hecho (y no soy relativista) distintas culturas consideran erótico o atractivo distintas actitudes o rasgos.
La explicación naturalista es tan peligrosa y encierra tanta perversión y puede llegar a legitimar tal cantidad de barbaridades, que sería muy bueno estar alerta.
Reflexiones finales:
- Que burdo y a la vez qué sutil, poner ese documental tan aparentemente inocuo el día del orgullo gay.
- No me puedo creer que aquellas personas que argumentan bajo el credo "es que si no la especie humana se extinguirían", no sean capaces de dar un pasito mental más allá, o simplemente consultar los datos acerca de la superpoblación, o mirar en cuanto su día a día desmonta ese argumento.
- Dominación y sumisión, público y privado son categorías con una fuerza explicativa tal, que se me hace impensable la comprensión del mundo sin ellas. Pero lo más importante, la liberación de la mujer pasa necesariamente por la absoluta liberación de nuestra mente y de nuestros cuerpos, de nuestro sexo, del deseo.

2 comentarios:

  1. Comparto la opinión de que "lo que nos pone" es algo que se aprende y que está, por tanto, nuestro deseo mediatizado por el patriarcado.

    Pero, claro, tan real y tan válido es si se aprende como si es, según las tesis de moda, un impulso de los genes para dirigirnos a la reproducción.

    Que curioso que he leído tu entrada inmediatamente después de escribir una en la que refunfuño y protesto por tanto "naturalismo" que justifica cualquier cosa y vende cualquier producto desde la supuesta bondad de "lo Natural", elevando este concepto a la categoría de valor supremo. ¿Y si fuese "lo natural" que nos gustase un arquetipo concreto de hombre o mujer (y a cada uno lo que es "correcto" desde el punto de vista "natural")? También es lo natural no lavarse las manos con jabón antes de atender un parto, antisépticos, antibióticos y otras "melecinas" son cosas antinaturales. La agricultura intensiva, el agua corriente, el alcantarillado... son cosas antinaturales, por tanto, no caerían bajo ese concepto de bien absoluto que otorga lo que el márketing nos vende como verde.

    Tenemos genes y hormonas (¡Bien!), pero tenemos encima muchos más años de cine y televisión, de ropajes que tapan y muestran los cuerpos y se convierten en fetiche de eso que ocultan y muestran.

    Nada inocua me parece la tesis naturalista. Que lo "natural" sea lo bueno sitúa a lo no-natural en lo no-bueno.

    Preguntas:
    ¿Qué hace que algo sea natural o antinatural?
    ¿Tiene la mano humana la capacidad de situar lo que toca o piensa fuera de la Physis?
    ¿Cómo distingo si algo me pone porque es un impulso atávico de mis genes o porque lo he aprendido y... para qué c... me sirve saberlo?

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    1. A la primera de tus preguntas, yo diría, que desde muy antiguo, la palabra "naturaleza" ya fue un término muy controvertido. Depende del contexto. Pero formularse la pregunta en sí, me sigue pareciendo parte de nuestra naturaleza.
      A la segunda yo diría que si, sin duda, pensar la physis es en parte una manera de salir de ella.
      Y la tercera pregunta me toca especialmente, no sé cómo puedo saber si lo que me pone es un impulso atávico o fruto del patriarcado, supongo que analizando el patriarcado, entendiéndolo. ¿De qué me sirve?... a mi, personalmente, para no seguir esclava de sus dictados, o al menos para no rendirme a su imperio.

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