jueves, 8 de agosto de 2013

De la mediocridad y otras enfermedades comunes

La Real Academia de la Lengua Española define lo mediocre como algo"de calidad media" o bien "de poco mérito tirando a malo".
Tirando a malo...
La mediocridad, por paradójico que parezca, se me antoja una peculiaridad del ser humano. Algo que no por común, deja de ser excepcional. Aunque para ser sincera, es más bien la manera de abordar la propia mediocridad lo que me parece fascinante.
Tal y como entiendo aquí la mediocridad, es en su segunda acepción: la propiedad de ser de calidad baja tirando a malo. Común, vulgar, sin brillo, sin genialidad, de una inteligencia y habilidad limitada, del montón, sin nada por lo que destacar especialmente, anodino, amorfo, aburrido, insignificante, que pasa desapercibido, que aporta poco o nada nuevo.
Decía que me parece fascinante la forma en que la abordamos, porque realmente, la negación de nuestra propia mediocridad nos espolea, impulsándonos a salir de ella, al tiempo que dejamos patente de esa manera, lo mediocres que somos.
Esbozaré algún estereotipo de mediocre, de modo que se entienda esto que digo.
- El mediocre intelectual.
Busca ideas geniales que ya pensaron otros para hacerlas suyas y sorprender en tertulias. Tertulias y diálogos que busca para dejar claro que no pertenece a esa ralea de gente mediocre que no habla de grandes temas. Diálogos que monologa para que no se le vea que son ideas copiadas, que difícilmente es capaz de defender con la fuerza de sus propios argumentos.
Busca libros sobre pensadores, sobre "la breve historia del mundo para dummies", "el manual del existencialista", "recopilación de grandes clásicos de la música", "como ser rarito y que se te note", "desprecia a tu vecino el de Lady Gaga con Pink floyd en 15 días", "chistes y bromas de los Monty Phyton para que no te pillen en un renuncio".
Y es que anda a la zaga de los no mediocres y como periodista ávido/a de exclusivas, lleva el bloc de notas mental para apuntarlas todas. Porque aunque no es genial, huele la genialidad a leguas, sabe arrimarse a buen árbol.
Podría engañar a cualquier polígrafo, porque está tan acostumbrado/a a creer que ciertas ideas las piensa por sí mismo, que se ha llegado a convencer de que es listísimo/a.
El problema es leerse el "Ulises" de Joyce o "Rayuela"... Pero bueno, se lía la boina negra a la cabeza y para delante...
- Mediocre modernilla/o (Hipster)
Es una versión Apple de todo lo anterior con barba (en caso de tener suficiente testoterona), gafas de pasta y pañuelo al cuello hasta en verano en Sevilla.
- La/ el mediocre "puedo pagar la excepcionalidad"
En general es una persona que piensa que la mediocridad es un mal que se cura con dinero. Este tipo de mediocre tiene muchas variantes, desde gente que se esfuerza en leer revistas de moda y tiene la habilidad de copiar las recomendaciones, hasta los archifamosos dientes de oro, cenas en restaurantes de comida molecular, partidos de golf, viajes de fin de semana en Japón con compañías de bajo coste para luego fardar, etc.
La característica fundamental de este tipo de mediocre es que intenta imitar en la medida de sus capacidades, el estilo de vida de las personas que tienen más dinero que ellos, o consideran de una cualidad humana superior.
- El/la mediocre carne de gimnasio
Son literalmente carnes de gimnasio, depilados/as, hidratados/as, tonificados/as, y con alimentación a base de pienso compuesto en forma de batidos. Algunas de estas personas encuentran la razón de su existencia en cultivar el cuerpo (y a veces la mente) como el que siembra tomates. Objetivo: "lograr el cuerpo que me han dicho que es perfecto". Las excusas son varias, pero en cierto grado de obsesión por el musculito, las operaciones de tetas y el colágeno, late (en parte) una necesidad de no ser uno más, la necesidad de que alguien se gire y nos mire por la calle.
Este último punto no es suficientemente explicativo de ciertas actitudes con respecto al cuerpo, pero eso lo dejo para otro artículo.
Uno tras otros vamos cayendo en los tópicos (en todos los tópicos), porque necesitamos ser especiales, necesitamos un poco de atención, afirmar una identidad que nos ha protegido durante mucho tiempo. Porque sin saber muy bien porqué, la mediocridad tal como la entendemos, es un cíclope del que hay que huir. Cada uno se escapa por el camino opuesto al que considera que sería el marcado para su mediocre vida.
Pues bien, desde aquí reivindico la mediocridad, el término medio, la sencillez, lo insignificante. La simpleza que caracteriza a muchas personas y las hace realmente especiales, como diría Heidegger, "auténticas". Gente que no pelea contra lo que considera mediocre porque simplemente es como es. Personas que disfrutan con una chancletas viejas, comiendo pipas, leyendo un comic, viendo una peli romántica, sacándose las pelotillas de los pies, que se aburren leyendo el "Ulises" de Joyce y no entendieron "2001".
Reivindico la mediocridad, la presencia, la sensualidad, la sencillez, el placer. Porque a fin de cuentas, "nada de lo humano me es ajeno"

1 comentario:

  1. Tu conclusión me trae a la memoria la escena final de la peli "Amadeus". Ser normal, ser uno más, ser mediocre en definitiva, es dificil de asumir, pero es básico para convivir (no para vivir).

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