jueves, 14 de mayo de 2015

La alfarera

De entre todas las mujeres, una reclama sangre. De entre todas, apenas sin sostener el peso de mil, hoy una  quiere sangre: obscena, cruel, aún sin domesticar, es sexo que se escapó a la doma.
La preferida, la más odiada.
Mientras otra calla y busca la mordaza por miedo, no quiere que hable. Se tapa los oídos y canta para dentro.
Pero hay una que se abraza las rodillas y se muerde el labio, piensa rápido, rápido
antes de que se seque el barro. 

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