Al hilo de las ensoñaciones...

jueves, 18 de abril de 2013

RECIÉN DESCUBIERTO

Hay sensaciones almacenadas en el cuerpo, huellas de antiguas pisadas que afloran a la superficie.
Esta mañana he abierto la ventana y un aire fresco ha entrado en el centro justo de mi pecho y se ha albergado detrás de mis orejas.
Me ha aflojado la tensión de las piernas y las ha liberado de su peso habitual.
Un vacío placentero se ha posado dentro, por debajo del ombligo.
Ciertamente, diría que me ha quitado las telarañas de los ojos.
He recordado un olor verde y dulce, seco, cálido, aéreo, suave, de terciopelo, algo cremoso...
Algo ha despertado una sensación que me ha llevado automáticamente a la primavera de cuando estaba en el instituto, en la facultad.
Una sensación de serenidad tan agradable que me ha sobrecogido en cierta manera. Ha vuelto a mi cuerpo o se ha despertado, no sé.
Esos momentos en los que el mundo se para y todo se filtra a través de una emoción intensa de calma son tan... inefables.
Pequeñas semillas que quedaron aletargadas durante el invierno y crecen espontáneas en cualquier rincón de mi anatomía.
Recién descubierto, hay emociones que quedan, y son preciosas.

martes, 16 de abril de 2013

GREGERÍAS
La pista es una extensión de las zapatillas de estar en casa de P.
E. no mira, "anda a".
Cuando M. mira al mundo, lo rejuvenece treinta años.
D. espera leyendo el progreso a que llegue el día de poner en duda las verdades eternas por una cuestión de fe.
Los vacíos, huecos llenos de ausencias para A.
J. filosofa sobre otras épocas, filosofa sobre el presente. Es filósofa pero no lo sabe.
En todos los pueblos hay una bruja. En el mio es L.
Ni de aquí ni de allí. De aqui-no. M. y N.
Continuará....

viernes, 12 de abril de 2013

MI PEQUEÑA ALDEA GALA

Hay un salto para el que no estoy preparada. Un salto vital en el que el tiempo no me ha situado pero si las circunstancias. De haberlo sabido habría apurado mi nacimiento, quizá unas cuantas décadas antes, una al menos.
El camino me ha llevado a este punto sin retorno, y yo lo he seguido. Era fácil de andar, estaba cómoda, relajada, era el sitio que quería pisar. El que quiero pisar.
Tú sólo tienes que seguir.
Ayer estaba sentada con todos ellos, reíamos mientras tomábamos café. Me recordaban, (olvidando quién era), las hazañas de los vecinos que nunca conocí. Volvían sobre los viejos tiempos, y hacían balance de lo que costaba el pan, el trabajo del pan; hacían balance de cómo cambió la vida. Ellos han sufrido un cambio cualitativo, de una economía de subsistencia a un capitalismo finaciero especulativo brutal. Trabajar para comer, comer para vivir, trabajar para vivir. La vida girando en torno a subsistir, el ganado, el pan, la hortaliza, las estaciones, las lunas y las horas de sol, los nacimientos, las muertes, los partos y los ataúdes cargados a la espalda, las noches de camino a casa, de polavila.
Tiempos en los que uno se sentaba en la cocina y hablaba porque no podía hacer otra cosa. Ahora idolatramos esos tiempos, ahora hablamos de ellos con un deje de misticismo en los labios, pensamos en aquellos maravillosos años. Y ellos también pero desde la verdad. Se trabajaba hasta que no se podía por la luz, como decía Indalecio, "si houbera máis horas de luz máis traballaríamos". Ellos lo recuerdan con admiración, se asombran sin decir nada, como en un diálogo interno absortos, viendo cosas que ni nuestra imaginación, fabulando, alcanzaría a representarse. Acaban el diálogo invisible diciendo "¿e como poderíamos vivir así?" se responden, "non coñecíamos outra cosa". "Si fora agora... Algún matábase antes de vivir como vivíamos nós". "Pero eramos felices, non coñecíamos outra cosa, nacimos neso. Vós... non poderíades".
Me contaban y me contaban entre ellos, olvidándose por completo que quien era, de dónde había nacido. "Ben te acordarás de José do Perico". ¿Cómo non se vai a acordar?. Murió hace veinte años. En ese momento fui feliz, por fin estaba dentro del castro.
Pero el tiempo me prepara para que salte. Para que de golpe asuma lo que ellos van asumiendo desde hace muchos años.
La vida de mi pueblo tiene los días contados.
La vida de la vida de mi pueblo acabó hace tiempo. La maneras de vivir, las formas antiguas de entender el mundo de estar en el mundo, han muerto. Quedan las palabras como reliquias de tiempos gloriosos. Quedan como joyas que nombran vacíos, ausencias de lo que ya no tiene cabida en este mundo depredador, que fagotiza la diferencia y vomita monedas. Valemos unos pocos euros, ese es nuestro precio, eso es lo que somos. Un reducto pasado de moda, la nostalgia para muchos, mitología y folklore para otros, o una especie de cargador de pilas para los new age, eso es lo que somos, lo que valemos.
Vidas que amenazarían un orden muy bien establecido. Vidas, que no necesitan de vuestros plásticos, vidas que ya en la última etapa saben bien que con ellos se va una parte importante de la cultura, del legado de este país. Personas con nombre y apellido que son los auténticos guerreros de esa pequeña aldea gala. Y que cuando mueran se llevarán la vida que conozco, las historias que no viví, las palabras que no aprendí, y los amigos que siempre tendré.

miércoles, 10 de abril de 2013

SÁBANAS LIMPIAS Y UN WALKMAN

Hay momentos en los que las muñecas le duelen y tiene un peso bajo la lengua, cierta desazón en el estómago y es incapaz de mirar de frente sin miedo.
Hay momentos en los que una parte aprendió que no hay refugios a salvo ni palabras dulces.
En esos momentos soñaba con el olor de las sabanas recién puestas, con ponerse el walkman de su hermano y escuchar las canciones grabadas de la radio, canciones que ya entonces estaban pasadas de moda. Momentos en los que le afligía alguna pena concreta, alguna angustia concreta, con nombre... y soñaba con dormir, soñaba despierta con la puestas de sol que veía desde el balcón de la calle robles. Se detenía en la luz del sol desde la pequeñísima ventana de la habitación, y soñaba.
A veces creo que soñé la infancia y la adolescencia. Que al igual que una ostra, las pequeñas arenas que hería, las convertía en pequeñas perlitas de ensoñaciones incomunicadas. No viví, ensoñé la vida a través de la música.
Como me gustaría poder dar la mano a esa cría, traela hasta mi, y decirle que no tenga miedo, que todo sale bien al final, que los buenos siempre ganan y que a la noche le sucede el día, que no hay mal que cien años dure y que con trabajo todo se consigue, que todo el que persevera llega a la meta.
Hoy es uno de esos días en los que pesa el mundo, en los que me gustaría poder escuchar canciones de los Eagles metida dentro de las sábanas limpias.
Y hoy, una vez más me preguntocómo limpiarle las lágrimas y hacerla sonreír.
(Escuchando "Secret O´Life" de James Taylor)