Al hilo de las ensoñaciones...

miércoles, 14 de octubre de 2015

A Galicia de Maeloc

El hueco dejado por las montañas aquí dentro, casi duele físicamente.
Sería mejor no escribir nada porque realmente no hay nada que decir y sobre lo que no se puede hablar, lo mejor es guardar silencio. Para Wittgenstein lo más importante era, en realidad, aquello que no se podía decir. Non son quen de lle levar a contraria a Wittgenstein, faltaría máis, meu rei.
Aún antes de verlo con los ojos, lo había soñado cada noche y cada día y cada hora y cada año.
Tejí, a fuerza de cuatro paredes, el color que debía tener el otoño y la primavera. Me salió una chaqueta que aún guardo y todas las encendidas letras que prendieron la mecha.
Cuando me percato de lo que duele haber perdido esa belleza cada mañana, dejar mi hogar, a quien quiero, sé que en realidad es un tesoro, porque perdió quien tuvo y añora el que ama.
Esto non o calculaches dende a túa habitación, pequena.
Ahora toca el camino de regreso, no temeremos a Cíclopes.