Podía oír los primeros acordes desde la habitación con la puerta cerrada o dede la cocina. Entonces, salía corriendo y me pegaba a la tele porque en casa nunca se callaban. Me quedaba hipnotizada viendo ese anuncio, las puestas de sol, los niños andando por la vía del tren, todos sentados por la noche alrededor de una hoguera.
Eran tantos los libros de "Los cinco" que me había leído, que a esas alturas estaba convencida de que en otras partes del planeta la gente vivía aún en los años cincuenta. Viajar supondría conocer directamente a Buddy Holly o las faldas de vuelo.
Cada vez que veía ese trailer me quedaba extasiada con la canción, las imágenes. Ya sabía de antemano que la canción no acababa, pero ese último "Darling, darling stay...", me sobrecogía.
Hubiera dado cualquier cosa sobre la faz de la tierra por ir al cine a verla. Pero eso fue tanto como pedir un dinosaurio de verdad para Reyes. Afortunadamente, en esa época de mi vida no sabía que las películas no duraban eternamente en cartelera, así que no perdía la esperanza.
Quise crecer para ir al cine yo sola. Pero para cuando lo hice, la ilusión casi había desaparecido.
Pasó el tiempo, Agustín, el padre de mi amiga, se compró lo "Mejor de Soul", y me grabé la canción y la escuché hasta sacar la letra, saber cada acorde y en que punto respiraba el cantante.
Nunca nunca me he cansado de oírla desde entonces.
Siguió pasando el tiempo, tuve edad para ir a "Madrid Rock", iba con frecuencia a mirar los discos, ponerme los auriculares y oír música. De vez en cuando tenía dinero y me compraba algún cd. Un día de esos encontré la banda sonora de la película. Preciosa, pero la magia se había diluido...
Un buen día, en una macro tienda de pelis, la encontré. No daba crédito. Ya había dado el tema por olvidado. Dudé, había sido tanta la ilusión, que me daba miedo romper el hechizo.
Y la compré.
La vi una sola vez. Me gustó mucho, mucho, pero mi imaginación había rodado enterita y durante años otra película totalmente diferente.
Ahora, por un ataque de nostalgia (frecuente) me he dado cuenta de que el trailer podría estar en internet. Y lo está.
Lo he vuelto a ver. Por segundos saltaba en mi una luz que nunca se apaga.
Ha sido tan bonito, que si cierro los ojos puedo ver de cerca otra vez el anuncio en la tele.