Todo estaba dibujado en la pequeña libreta gris que llevaba en el bolsillo de su pantalón. Hacía tanto tiempo, que había olvidado para lo que la usaba.
El último boceto era de hacía 27 años y después de Roberto no hubo más niños. Avanzó lentamente con la memoria en el bolsillo. Mientras se alejaba, el silencio ensordecedor fue el único testigo de como moría otro pueblo.