Como no sé nada de botánica, (pese a que nunca pierda el asombro por ella) he estado buscando publicaciones que pusieran algo de orden a la aplicación que llevo en el móvil sobre reconocimiento de plantas. He encontrado un texto donde explica que la vegetación adaptada al yeso se llama gipsófila y, pese a ser un texto técnico, me ha parecido hasta poético. El texto dice:
"La vegetación de los yesares constituye por tanto una manifestación extrema de austeridad y ajuste adaptativo a condiciones excepcionales en la geografía física europea (...) La herniaria (Herniaria fruticosa), brotando entre cristales especulares de yeso, constituye una pura metáfora de la humildad vegetal(...)" Continúa el autor diciendo. " El paisaje asociado al sustrato de yesos junto a sus exclusivas formas de vida –el mundo gipsófilo– representan un sustrato simbólico de la identidad de las tierras de Ayud en su vínculo con el Magreb y Oriente Medio" (texto de Alfredo Morilla Piñeiro, "La vegetación en la comunidad de Calatayud")
Leo "vínculo con Magreb y Oriente", vivo en un barrio que se llama Morería, cerca de una iglesia (san Andrés) que al parecer pudo ser antigua mezquita. Hablar de identidad nacional a estas alturas de la película me parece hasta cómico. No obstante, las cuestiones identitarias y nacionales se escapan a mi capacidad de comprensión, lo da el nomadismo, supongo.
Lo que está claro es que quizá Montesquieu tuviera razón cuando hablaba de la relación entre el clima, medio y diversidad cultural en el "Espíritu de las leyes". No somos tan diferentes de las plantas: los horizontes o la ausencia de ellos, frío extremo,calor extremo y vientos implacables han de moldear el carácter necesariamente.
Cuando me vine a vivir a Aragón, un amigo me recitó estos versos de Labordeta:
"Polvo, niebla, viento y sol,
donde hay agua una huerta.
Al Norte los Pirineos:
esta tierra es Aragón"
El viaje está resultando fascinante.