Azul desde la ventana.
El interior simula verano.
Dentro blanco y amarillo.
Cálido.
Pero desde la ventana el mar y el cielo, las montañas,
despiden al día con un azul violeta propio de una película de Kiesloswski. El
mundo ahí fuera es azul.
Azul efímero, azul como proemio de la noche. Un preludio
vaporoso y gélido con el que la tarde viste a las horas por llegar.
Lo miro y, en cierta manera, ese azul por contraste casi me
asusta. Es tan intenso aún el recuerdo de la película y tan cercano su parecido
cromático, que es como volver hacia atrás en un solo parpadeo.
Me acerco al color con cautela, el tono es intenso y mis
recuerdos también lo son…
El violeta va estampando estelas sobre el cielo invernal, se
va la intensidad poco a poco pero azul permanece en mi retina.
¡Qué bonito escribes! ¡Cuántas cosas diciendo tan poco!
ResponderEliminar¡Ay! Me sonrojo. ¡Muchas gracias!
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