"De los bienes que la sabiduría procura para la felicidad de una
vida entera, el mayor con mucho es la adquisición de la amistad". Epicuro, Máxima Capital 27.
"El sabio,(...) Del modo como, al comer, no busca la abundancia, sino la exquisitez, así quiere sacarle su fruto al tiempo, no abundante, sino exquisito". Epicuro, Carta a Meneceo
Nos toca habitar un mundo
complicado. Cada día hay que bregar con las propias contradicciones personales y la
suma de todas las incongruencias e injusticias con las tejemos una realidad
social inabarcable para el entendimiento… porque la vida se vive
cada día, pero cada es una vida más difícil de vivir. Cuando Orwell escribió 1984 no se iba a imaginar que un virus nos enseñaría a doblepensar y que nuestra palabra especial en neolengua del 2020 sería "nueva normalidad".
La filosofía constreñida en corsés académicos, divulgada en series, reivindicada en tweets, encuentra pocos cauces reales para hacerse. ¿Hay tiempo? Estamos ocupados sosteniendo una cosa y la contraria a la vez. Ocupados y preocupados en no enfermar pero en intentar hacer la vida como antes. Ocupados en cifras; en el mejor de los casos, ocupados cogiendo tranvías y metros abarrotados, en el peor, preocupados por echar el cierre a un negocio; por poder alimentar a la familia; por poder respirar mañana.
Ocupados, preocupados, aislados.
Leemos que la Filosofía es importante, escuchamos que necesitamos más Filosofía, y no seré yo quien lo niegue. Pero a veces, desde un pesimismo sin luz, cabe preguntarse si la importancia de la Filosofía
no se ha convertido en sí misma en una mera foto de Instagram a la que se le ha
aplicado el filtro. Me pregunto si todo se reduce a la
apariencia; si no es más que una voz vacía con las que enmascarar una nada, una
carencia: postureo. Reivindicamos Filosofía, pero ¿qué hacemos?.
La filosofía es diálogo, reposo, observación, análisis y escucha mutua; es poner el foco de luz sobre nuestros presupuestos y esas contradicciones de las que hablábamos antes. El problema es que son tantas que quizá, sobrecogidos por la incomprensión, solo cabe suspender el juicio. Y así, en epoché e insertos en una vorágine de leyes, prohibiciones y noticias que rezan una letanía de gráficos, vamos encontrando poco hueco para pararnos a pensar.
El jueves 19 de noviembre es el día mundial de la Filosofía y mi deseo con respecto a ella es sencillo: nos deseo tiempo para mirar el mundo y una persona amiga para hablar de ello. Pocas son las herramientas que necesitamos para filosofar y sin embargo escasean en este planeta hiperrendido y sobreexplotado: tiempo y amistad.
Klimt, Filosofía, 1899–1907. Tablero de techo para el Gran Salón de la Universidad de Viena. Destruido por el fuego en Schloss Immendorf en 1945. Fuente: Wikipedia |
Gracias por poner palabras a impresiones y sensaciones que, estos días tan extraños, son las de muchos. Espero también que siempre veas en mí una amiga con la que seguir hablando. Un abrazo. R.
ResponderEliminarMuchas gracias, Rocío. Yo también espero que sigamos la amistad muchos años y que esas conversaciones en el departamento que hemos llevado a otros lados, nos sigan enriqueciendo.
EliminarUn abrazo grande.
Qué bello texto. La filosofía, si es de verdad, está en el papel arrugado que nadie ve, en las noches universitarias de discusión desenfrenada, en el amigo que escucha y te acompaña cuando el reloj ya se ha parado. La filosofía tiene sus propios cauces. También está en la mirada curiosa del científico, en el soliloquio eterno del mendigo, en un padre que escucha la pregunta de su hijo. La filosofía no es espectacular, ni puede serlo. Por eso es tan importante la proximidad. Gracias por la tuya.
ResponderEliminarGracias a ti, David. La verdad es la Filosofía nos aproximó y es algo de lo que no me puedo alegrar más.
EliminarUn abrazo grande.
Es verdad. De nuevo, la filia puede más que la sabiduría.
EliminarEnhorabuena. Alguien tenía que decirlo. Y lo has conseguido con la austeridad que reivindicas
ResponderEliminarMuchas gracias, Paco. En el fondo es bien poco lo que se le pide a la vida.
EliminarUn abrazo grande.
La lucha por algo siempre implica separarse de ello, incluso traicionarlo a veces, debe ser maldición de la vida simbólica, que es la nuestra.
ResponderEliminarTiempo y amistad, ligados como señalas, más allá de la filosofía,llevan hasta la sabiduría.
Salud
Me parece muy interesante lo que comentas sobre la maldición de la vida simbólica.Entiendo que ma ejar símbolos y creaelos nos aparta de la materialidad, pero la lucha posse algo visceral, que nos debería no hacer perder el horizonte.
EliminarEl problema es cuando la realidad o incluso el símbolo se concierten en espectáculo.
Un abrazo.
Claro, claro, tal conversión consiste en trasladar lo que sea al nivel más superficial, a ese tan leve que unicamente nos roza sin dejar apenas poso en la intimidad que somos. Así todo se desgasta prematuramente sin envejecer, y las relaciones (clave de la realidad)se resquebrajan para hacerse espectáculo fugaz (como ha de ser, necesariamente, cualquier especáculo). De paso hay quienes lo rentabilizan en algún sentido, especialmente en los que fomentan el narcisimo y el egoísmo.
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